Translate

miércoles, 17 de julio de 2013

Acreditaciones, ¿excelencia o subsistencia?

11 | 07 | 2013

Nivia E. Gutiérrez D. / Docente de la Universidad Autónoma de Chiriquí (opinion@epasa.com) / 



Las tendencias de gestión y calidad plantean la necesidad de elevar los estándares tradicionales de la enseñanza superior en Panamá para que los egresados de las instituciones educativas superiores (IES) sean competitivos en un plano global. En atención a esta necesidad se aprueba la Ley 30 del 20 de julio de 2006, que crea el Sistema Nacional de Evaluación y Acreditación para el Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior Universitaria.

Las instituciones de educación superior iniciaron, hace aproximadamente tres años, un proceso de evaluación institucional para ser acreditadas, el mismo implica un compromiso con la mejora de la gestión y calidad de todos sus procesos, con el fin de cumplir con la ley, decretos y los estándares establecidos a nivel nacional por el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria de Panamá (Coneaupa).

Al superar la primera etapa y obtener la acreditación institucional, las IES deben dar seguimiento al plan de mejoramiento institucional (PMI), que se convierte, a nuestro criterio, en el instrumento que contribuye al aseguramiento de la calidad en las IES panameñas, ya que presenta el desafío de mejora continua del nivel de cumplimiento de los indicadores y estándares mínimos establecidos por el Coneaupa, con miras a la reacreditación institucional y también a la evaluación y acreditación de las carreras que se ofertan, proceso en el que se encuentran las universidades acreditadas.

Bernal, (2009) que afirma que: “los países que más invierten en educación de calidad y en ciencia y tecnología, y cuentan con instituciones políticas y sociales, estables y eficaces, tienen mayor ventaja de aprovechar las oportunidades de la globalización que aquellos donde prevalece la inestabilidad institucional y la formación del capital humano que se encuentra rezagada”.

Ante lo expuesto, surge la interrogante ¿qué entendemos por calidad de la educación superior? ¿Es la acreditación un reconocimiento a la gestión y la calidad de nuestras instituciones educativas superiores?
Ante estas interrogantes nos remitimos a las experiencias de las universidades que no solo han logrado ser acreditadas, sino también reconocidas a nivel nacional y en ocasiones hasta internacional por la gestión que realizan en sus actividades de docencia, investigación, extensión o en sus procesos administrativos.

De igual manera, en esta ardua tarea, se cuenta con el respaldo de la Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior (Riaces) que promueve entre los países iberoamericanos la cooperación y el intercambio en materia de evaluación y acreditación de la calidad de la educación superior, y contribuye así a la garantía de la calidad de la educación superior de estos países.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE, 2001) la calidad es la “propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor”. Por otro lado, El Centro Interuniversitario de Desarrollo (Cinda, 1994), define calidad de la educación superior como “un conjunto de cualidades de una institución u organización estimadas en un tiempo y situación dados”.
La calidad de la educación superior debe verse desde una perspectiva diferente a las prácticas tradicionales, de la cuestionada autonomía, que por muchos años se dieron en nuestras IES.

Latapí, citado por Tünnermann (1997), “estima que es necesario entender la calidad como una convergencia de los cuatro criterios que suelen servir de referencia para evaluar el desarrollo de la educación: relevancia, eficacia, eficiencia y equidad”.

Se puede afirmar entonces que la calidad abarca todos los procesos universitarios, los cuales son indicadores y marco de referencia para emitir juicios sobre el quehacer universitario, que pretenden en el caso específico de la acreditación la mejora continua y control de la proliferación de universidades que no responden a las necesidades de la sociedad.

No se debe concebir a las universidades como guardianas y transmisoras de contenidos, ni a la gestión de la calidad como una labor separada de la excelencia académica, la pertinencia y el impacto social. Encontramos entonces una salida oportuna en las matrices de evaluación interna y externa, herramientas fundamentales para valorar desde diversas perspectivas del quehacer universitario.

Se requiere el compromiso de todos los que convergen en esta ardua tarea, con miras a responder a las necesidades de la sociedad y cumplir con la misión, visión y planes estratégicos de todas y cada una de las IES que forman los profesionales que dirigirán, desde diversos ejes de acción, el rumbo de nuestro país.

La acreditación no es una opción, es la opción que tenemos si apostamos a la excelencia de la educación superior y no la vemos como una carrera por la subsistencia.

http://www.panamaamerica.com.pa/notas/1611900-acreditaciones-excelencia-o-subsistencia

1 comentario:

  1. ESTRATÉGIAS INNOVADORAS DESARROLLAN EL TALENTO HUMANO

    Para que las personas se sientan bien y seguras en lo que realizan, es necesario ciertos elementos como: poder utilizar sus capacidades y talentos, tener un buen clima organizacional, recibir diversas motivaciones (salariales, bonificaciones por el logro y exitoso trabajo, capacitaciones en donde pueda desarrollarse y crecer profesionalmente, entre otros más existentes). Además la inducción es importante para que el nuevo colaborador esté seguro para donde va.
    Para que tanto la empresa, como los colaboradores logren juntamente ser competitivos, deben aliarse para buscar estrategias innovadoras que brinden un aporte significativo en beneficio de la organización.
    Pienso, que es importante estar constantemente, revisando y planificando nuestros objetivos, metas y retos, para que nuestras fortalezas y oportunidades nos mantengan con éxito. Debemos evitar que las debilidades y amenazas, controlen o presionen a la organización.
    Los gerentes, administradores, jefes de Recursos Humanos, psicólogos y demás, deben promover y motivar el desarrollo integral de nuestro personal, de manera que se pueda construir talentos humanos que trabajen en equipo con un fin en común.

    Profa. Yo lo envié ayer, pero se fue la primera vez sin nombre. Es el comentario que Usted, manda a decir de quién es.
    Gracias, Leda Isabel Moreno Cáracamo

    ResponderEliminar